Rojo, blanco y brillo: La evolución de los atuendos olímpicos del equipo de los EE. UU.
Para las gimnastas, un leotardo es el equivalente a un vestido de gala para la ceremonia de los Oscar. Con casi 5.000 cristales en algunos atuendos, cuando una gimnasta hace su entrada para comenzar una rutina, es como la celebridad que baja de la limusina y pisa la alfombra roja.
Aly Raisman, capitana del equipo de gimnasia de los EE. UU. en Rio 2016, con su leotardo rojo, blanco y azul con estrellas. (Fuente: 10 de agosto de 2016, Fernando Frazão/Agência Brasil Fotografias)
Los cristales no solo lucen espectaculares, sino que resaltan los movimientos de la gimnasta. Los espectadores pueden observar maravillados los atuendos brillantes mientras la gimnasta salta, gira y se flexiona durante las complejas rutinas. Sin embargo, no siempre fueron glamorosos.
Hace tiempo, los atuendos eras simples, sin forma y cubrían el cuerpo de las mujeres lo más posible. En los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1896, los atletas incluso usaron sus propios vestuarios o uniformes privados.
Elisabeth «Bessie» Holmes Moore, una joven campeona de tenis que ganó su primer título en los EE. UU. en 1896. Fotografía tomada c. 1910. (Fuente: Proyecto Flickr Commons y New York Times, 2008)
Solo hasta mediados del siglo XX, los leotardos comenzaron a tomar la forma que conocemos hoy, pero la Cenicienta tuvo que esperar hasta el nuevo milenio para usar ropa deportiva transpirable y aerodinámica, y por supuesto, con brillos.
En la actualidad, las filas olímpicas pueden considerarse un desfile de modas de atletas vestidos con uniformes de importantes marcas como Ralph Lauren, H&M, Lacoste y Stella McCartney. En algunos casos, los uniformes se caracterizan por el uso de telas que incorporan tecnologías avanzadas, para asegurar el máximo desempeño posible.
Diseñar para los atletas puede ser un desafío. Por ejemplo, los leotardos no solo deben destacar al gimnasta, sino también permitirle lograr un buen desempeño. Diseñar una prenda de vestir que debe ser lo suficientemente liviana para obtener una mejor aerodinámica, pero que incorpore cristales para destacar los movimientos del atleta, es la máxima prueba de creatividad.
Simone Biles, equipo de los EE. UU., realizando una rutina antes de obtener una medalla de oro. (Fuente: 4 de agosto de 2016, Fernando Frazão/Agência Brasil)
Con costos de alrededor de 1.200 dólares por leotardo, cada atleta tiene un promedio de ocho leotardos hechos a la medida de su cuerpo. GK Elite, el diseñador oficial de atuendos del equipo nacional estadounidense, incluso cuenta con un departamento especializado en los accesorios brillantes para los atuendos para producir de forma masiva casi cualquier diseño con cristales en varios colores.
Muchos leotardos también combinan una tela llamada Mystique sobre la fibra expandible para crear más brillo, y Swarovski está trabajando en hacer más ligeros sus cristales para satisfacer la demanda de leotardos deslumbrantes. Se espera que antes de fin de año presente un nuevo producto de cristal llamado Concise Crystal, que será un 50% más liviano que las piedras anteriores.
Incluso fabricantes líderes como Under Armour y Nike están usando tecnologías 3D como la creación de prototipos en 3D, telas inteligentes y técnicas de fabricación de alta tecnología para crear indumentaria que potencie el desempeño de los atletas. Un producto con estas características es Zoom Superfly Elite de Nike, una zapatilla diseñada mediante software algorítmico y prototipos de impresión en 3D, que puede acortar el tiempo de un corredor en una carrera de 100 metros en más de una décima de segundo.
En la actualidad, la innovación tecnológica hace parte del atuendo de un atleta de igual forma que el entrenamiento, pues le permite lucir, sentirse y desempeñarse mejor. Y por supuesto, ¡los brillos también causan sensación!